Como todo depende del cristal con que se mire, hacer menos de cuarenta puede ser un éxito o un fracaso. Según. Para mí, que estoy acostumbrado a hacer más, hacer 39 es un éxito. Si hubieran sido 35 ó 36, una vueltaza. Y 40 ó más, un mal día.
Sigo teniendo esos hoyos en los que llego a los 6, e incluso a los 7 u 8. Lo que acaba destrozando lo que era una tarjeta bonita. Pero lo que más o menos estoy controlando, es mi nivel de frustración. De poco vale enfadarse y lamentarse, si se hacen tantas es porque algo no está bien. Y el objetivo es averiguar qué, y cómo puede solucionarse, o al menos intentarlo.
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