Verse

Si nos viéramos cuando pegamos a la bola, nos daríamos cuenta de los errores que cometemos.
Ayer estuve en el campo con un amigo no aficionado que me grabo un par de swings, y pude comprobar con mis propios ojos lo que hago mal.
Estoy casi seguro que hoy junto jugaré mucho mejor. Pues intentaré corregir o minimizar mis defectos.
Lo que ocurrirá después es que se me olvidará y acabaré haciéndolo otra vez de mala manera.
Dice el refrán que vemos la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio. Y cuán verdad es.
Espero recordar lo que tengo que hacer, y no lo que creo que hago.