Hoy -experiencia casi mística- me he reencontrado con él. Me ha costado y no he jugado bien. Pero desde el tee del uno mi intención fue buscarlo, a costa de dar más golpes de los "normales" si era necesario... Y al final final, hubo suerte. Tuve mi recompensa.
Los golpes malos y buenos iban y venían, pero presentía que iba por el buen camino. A veces, o casi siempre, hay que perder primero para poder ganar más adelante. Y es lo que ha pasado.
Ya en la segunda vuelta y en los últimos hoyos mi swing volvió. O lo encontré, no lo tengo claro.
En el "18" salgo con el hierro 6 y la pego bastante bien. Desde calle, con un 7, la pongo en green. Y casi lebito, lo reconozco. Pateando para birdie en un par cuatro. Ahí es nada.
Y toda esta historia está muy bien, pero, en realidad, siendo sincero conmigo mismo, haber encontrado hoy mi swing no me va a valer de mucho. Bueno, si me vale, sólo que no me asegura nada. Si fuera mañana al campo, quizás jugaría bien. Pero tengo claro que antes o después acabaré perdiendo otra vez mi swing. Y así siempre. Perder y buscar. Y de vez en cuando encontrar. Para volver a perder
En golf nada está escrito de antemano. Hasta el último putt hay partido.
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